Tendría unos nueve años. Estaba en casa, era la mañana la hora de comer, estaba solo con mi madre y dijo: ¡Ha comer! Entonces yo fui a la cocina y vi el brócoli y dije:
-¡Que asco!¡¡brócoli !! no quiero-y dije:
-Hacer de tripas corazón-le dije a mi cabeza. Porque mi madre me decía que comiera. Probé el brócoli y me gustó, pero yo no dije nada. Comi todo y quería más pero mi madre no me dejó, por tardar mucho en decirme que comiera.
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